Los indicadores oficiales de los entes reguladores de telecomunicaciones no llaman a hacer sonar las alarmas de emergencia para el negocio de TV paga.
En todos los países se advierten crecimientos salvo en dos: Brasil, inmerso en una crisis económica y política de más de tres años y que promovió una merma de un 5,3% de la cantidad máxima que tuvo de suscriptores cuando comenzó a decaer; el otro es Venezuela, también inmerso en una crisis socioeconómica y que hace que sus actividades estén virtualmente paralizadas.
En su último reporte Osiptel de Perú, reportó una leve caída de suscriptores de TV paga aunque que se debe considerar que respecto de las métricas anteriores reportadas, se redujo en veinte el número de operadores que reportaron. Si se suman los últimos reportes de esos operadores y que están en actividad, la tendencia sería positiva.
Hechas estas salvedades, en la actualidad la televisión paga en Latinoamérica (mercados de Sudamérica y Centroamérica) según los reportes oficiales de los entes reguladores, supera los 72 millones de suscriptores.
México pasó a ser el mercado con mayor cantidad de suscriptores con 21,5 millones, tras reportar más de tres años de crecimiento continuo. Hay que marcar que en el 2016, en el trimestre que coincidió con los juegos olímpicos de ese año, el número de suscriptores superó los 21,8 millones; posteriormente a ese trimestre cayó para nuevamente crecer en el trimestre siguiente.
Los pronósticos para este año se espera que haya crecimiento moderado en todos los mercados teniendo en cuenta la situación económica general de la región, donde impera el estancamiento.
Paralelamente los servicios OTT pagos, han crecido en forma llamativa y significativa, trepando en toda la región hasta los 22 millones de usuarios.
Con este escenario se concluyó que en estos momentos, lejos de representar una competencia entre ambos segmentos, estos servicios son complementarios.
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