Panorama de la industria TyRs al cabo de cuatro meses de pandemia
Latinoamerica

"Lo importante no es llegar primero, sino saber llegar"
Anónimo - Dicho popular

A partir de la primera quincena de este mes de julio comenzarán a publicarse los ejercicios contables económicos-financieros de los grupos de telecomunicaciones de Latinoamérica.

Si bien esto no resulta novedoso porque es algo que se realiza cada trimestre, esta vez cobra particular relevancia porque se plasmará en esos números el impacto que ha tenido en la industria el aislamiento social obligatorio -o no- que vivió y/o viven todos los países de la región.

En general estas métricas ayudan a visualizar cómo evolucionan las empresas en su operatoria comercial y además, los comparativos interanuales ayudan a reflejar si la marcha de su negocio en una perspectiva histórica es positiva o no y trazar expectativas para su futuro.

En esta ocasión cuanto menos, los expertos sostienen que el comparativo que tendrá particular validez es con respecto al trimestre anterior, porque este reporte, cubre en el tiempo la existencia plena de las condiciones extraordinarias que generó la pandemia.

Además de predecir caídas en todos los comparativos, sugieren observar con detenimiento los flujos de caja en los reportes, que permitirían advertir, cómo está comportándose el mercado fundamentalmente en los niveles de cobranzas.

Pronostican -aunque no con absoluta certeza- que no tendría que haber caídas relevantes en la cantidad de suscriptores o accesos; primero porque la reacción de los operadores ante la pandemia, no incluyó la opción de corte de servicio y/o suspensión por falta de pago y que los usuarios, dentro de sus posibilidades, han tomado en cuenta que esos servicios por regulación -algo que sucedió en muchos países de la región- deben ser mantenidos.

Ante este escenario, donde la incertidumbre impera porque se aprende sobre la marcha de los casos de contagios y hasta el momento, los millares de científicos de todo el mundo no encuentran respuestas definitivas para decir "esta es la forma" para enfrentar al COVID-19, la industria vive con una realidad, que trataremos de resumir a continuación:

- Fortaleza de servicios: el confinamiento promovió el aumento significativo del consumo de los usuarios para los servicios que se entregan a través de las redes de telecomunicaciones. Esa demanda era uno de los desafíos que siempre se tuvo en vista de acuerdo con la evolución de las prestaciones y se puso de manifiesto en estos momento. Conclusión: las redes salvo casos esporádicos y de relativa gravedad, respondieron adecuadamente.

- Que no cunda el pánico: apenas comenzaron los aislamiento, no pocos comenzaron a vislumbrar pesares o pesadillas y hasta aniquilamiento de sus negocios. A medida que fue avanzando la situación critica en el tiempo, se comenzaron a evaluar estrategias alternativas con dos objetivos básicos: mantener la cartera de cliente y la calidad del servicio.

- El activo más cuantioso: al cabo de tres meses largos de confinamiento y de caída de la actividad productiva en general, la morosidad es creciente. Se estima que los niveles de cobranza van desde un 35% hasta un 60% en el mejor de los casos. En los operadores de menor envergadura, el monto de lo adeudado llega a un acumulado de un mes y medio del total de su facturación. O más. Cómo cobrar ese pasivo es el gran desafío. Para ello, ya se han puesto en marcha mecanismo de seducción para el consumidor: planes largos de pago o financiación para reducir las deudas; porcentuales de premiación o quitas en el monto final para aquellos usuarios que abonen el saldo deudor en un pago y oferta de servicios reducidos en cuanto a capacidad de servicio o cantidad de contenido disponible, a un menor precio. En suma, opciones para cobrar la deuda y retener al cliente.

- Más de lo mismo: esta práctica también se ha trasladado a la vinculación entre los operadores y proveedores de contenidos, que más allá de una controversia en los comienzos de la pandemia, admitieron que las negociaciones están abiertas y que aplican el mismo concepto. Los rige también la incertidumbre de lo que viene.

- La competencia: los operadores tienen claro desde hace tiempo que la clave de su negocio pasa por la cantidad de servicios que entregan a través de sus redes. Lo que sucedió por la pandemia, es que esa tendencia se profundizó. Aumentar la entrega de prestaciones y capacidad para el cliente, es una clave para afianzar el vínculo y a también, ser más confiable con lo que se entrega.

- ¿Reinventarse?: el término no es nuevo pero se ha convertido en una suerte de mandato generalizado. Lo cierto es que más que reinventarse los operadores presumen que el oriente estaría en fortalecer y/o potenciar sus servicios agregando nuevas opciones pero sin perder la esencia de sus negocios.

- El que mucho abarca, poco aprieta: dentro de la competencia surgen ofertas múltiples de contenidos que incluyen hasta diez mil canales (sí leyó bien 10.000 canales) vía IP. La tecnología propone una opción que al menos en cuanto a cantidad sería imposible de equiparar para las ofertas tradicionales. Qué hacer.

Lo cierto es que en tan cuantiosa oferta hay mucho de contenido que necesariamente no puede ser consumido por su idioma de origen, calidad de producción, por superposición de la temática de los contenidos, dedicación de tiempo y por qué, no necesariamente, todo ese contenido se adecua a las exigencias regulatorias. Es más, es posible que pronto, surjan demandas para los reguladores por posibles infracciones a las reglas vigentes.

Nuevamente, lo básico es -al parecer- hacer valer la fortaleza de los servicios que se brinda y sobre todo la calidad de contenidos en este caso en particular y de la prestación en general.

- Cambia todo cambia: según se advierte en el comportamiento de los usuarios y en la evolución de los negocios de los operadores, para el futuro cobrará particular importancia la economía digital.

Quienes más opciones abiertas tienen hoy en este segmento son aquellos que menos han sufrido los embates de la crítica situación.

Ergo: sea a través de sistemas propios o a través de alianzas con plataformas digitales, el e-commerce y el vínculo digital con los usuarios, será imprescindible de aquí en más.
Mientras tanto todos estamos atentos a los reportes de contagios y fallecidos de cada día por la pandemia.

Esta situación nos ha vuelto más atentos a cuestiones elementales como la higiene y sanidad; a nuestra forma de interactuar con el prójimo y a volvernos más esenciales en las prácticas cotidianas.

Cuestiones macros como la economía y las políticas sanitarias de los países han caído en jaque de tal magnitud, que no hay un sendero claro para seguir, hoy por hoy, no mucho más que prevenir.

Volver a la normalidad, digamos a lo que se vivía hasta no hace más que cuatro meses, parece ser un anhelo, pero en realidad, nadie sabe sí de aquí en más, esa normalidad ansiada, justamente, será igual.

Hay pensadores que predicen que nada será igual y que la realidad les muestra un límite inapelable: en aquellos lugares donde se trató de retomar las actividades con prontitud, han sido o son los que muy pronto debieron revertir esa acción.

Para lo que viene, se animan a predecir, será necesario un sinceramiento de muchos idearios que no guiaron durante años; armarse de mucha paciencia y sobre todo, obrar con cautela suprema.

Y por allí se encontró una visión: este es un momento extraordinario en nuestra historia y que sin pretensión de ser apocalípticos o grandilocuentes, se avecina un nuevo mundo, con una vida parecida a la de siempre pero diferente.

Ante esta realidad, ha quedado claro que la industria de telecomunicaciones es parte esencial.

 

© iPuntoTV 2020

05.07.20 20:29


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