Argentina: cambiará el fútbol pero no cambia el fútbol por TV… Por ahora

 

 

Claudio “Chiqui” Tapia. presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, es -si lo hubiera- un ejemplo del modelo del dirigente deportivo argentino: se dobla pero no se quiebra (dicho esto parafraseando un slogan del radicalismo argentino).

En este caso, cuando se dice se dobla se quiere decir que va hacia donde impulsa la corriente o para dónde va el viento, pero siempre firme y tenaz.

A mediados de 2017, fue una figura principal en la creación, lanzamiento e implementación de la Superliga Argentina, un ente independiente que manejaría los intereses del fútbol argentino; la generación de valor agregado con su correlato en el plano económico; que impartiría justicia en los casos de controversia deportiva y aplicaría sanciones y que daría impulso a una formato más profesional y convincente a la institucionalidad del fútbol argentino, después del desaguisado que se había producido en AFA cuando en una elección con 75 electores, terminó con un resultado de 38 votos para cada postulante (eran dos).

La Superliga arrancó una vez se consumó la subasta de los derechos de televisación del nuevo torneo bautizado como la súper profesional liga española (una de las más atractivas del planeta hoy por hoy) y la propuesta englobaba una intención de llevar las imágenes del fútbol argentino a las nuevas plataformas, lo que engrosaría los ingresos proveniente de los derechos de transmisión; mejorar la imagen internacional del fútbol argentino; ser una entidad rectora ejemplar para todos.

Como agregado de esto, hay que mencionar que por entonces, los ingresos que entregaba la televisión (Fox Sports y Turner) llegaban a US$ 205 millones anuales, tras pagar un canon de ingreso por US$ 77 millones. El contrato llegará a 2022, con una opción de renovación. Los clubes argentinos, aprobaron todo esto en una asamblea en la 68 de los 70 participantes votaron a favor del fin del programa estatal Fútbol para todos, que venía sosteniendo la televisación del futbol desde 2009 y que en su primera etapa volcaba alrededor de US$ 130 millones a la AFA.

Tapia, por entonces, fue impulsor de este cambio que se alineaba con lo propuesto desde el Poder ejecutivo encabezado por Mauricio Macri: optimizar los recursos de las inversiones del Estado; promover la inversión privada y convertir al fútbol en un negocio de envergadura.

Desde entonces los resultados que cosechó el nuevo ente fueron estos:

- Los ingresos por los derechos de televisación que estaban entre los mejores del fútbol sudamericano, licuaron su valor a medida que la moneda argentina se depreciaba a niveles que hicieron que hoy sea 2 veces inferior al que momento se creó la Superliga.

- Aquello de llevar las imágenes del fútbol argentino a las nuevas plataformas, quedó en una aspiración. Las imágenes quedaran encerradas en los canales de TV paga, es decir en las imágenes que distribuyen los operadores de TV paga y la posibilidad de verlo por internet u OTT, quedó en la nada.

- Los cronogramas y la cantidad de equipos conspiraron con la elaboración de un calendario ajustado y posible de cumplir. A eso hay que sumar los fenómenos locales que atentan contra ese orden (llámese barras bravas, acciones y reacciones ante fenómenos climáticos, estado de los campos de juego y estadios).

- Tampoco se pudo hacer prosperar, o tal vez mejor dicho, expandir la televisación del fútbol argentino en el exterior, por lo que también llegarían ingresos extraordinarios.

Esta sería o es la historia de la Superliga desde su creación. Y parece ser que no será mucho más extensa, porque se han gestado las condiciones para su extinción.

Chiqui Tapia y los dirigentes del fútbol llegaron a esta conclusión en estos días del verano 2020 tras evaluar este cuadro de situación:

- Como está dicho, los ingresos se depreciaron de manera estrepitosa. Hay que tener en cuenta que los clubes argentinos no están ajenos a la cultura económica argentina: se generan ingresos en pesos y se vive y piensa en dólares. Esta ecuación, en no menos de una veintena de veces de la historia reciente de la Argentina, ha quedado demostrado, no es viable.

- Mauricio Macri y su staff, fueron los grandes impulsores de la Superliga y le dieron el aval político a su creación. Ya están fuera del poder.

Ergo, Tapia y sus colegas, advirtieron la nueva realidad y muy pronto proyectaron que la forma de recuperar ingresos era liquidar la Superliga y conseguir el aval político de los nuevos administradores, algo que lograron con la figura de Sergio Massa, ex hombre fuerte de Club Atlético Tigre y hoy presidente de la Cámara de diputados.

Ahora para concretar esto falta organizar y realizar una nueva asamblea de AFA, que vote para la finalización del convenio con la Superliga y que todo el fútbol vuelva al control absoluto de la AFA.

¿Qué pasará entonces con los derechos adjudicados de la televisación del fútbol?

Se esforzaron y de sobremanera los dirigentes que impulsan el fin de la Superliga, de expresar que todo seguirá igual y que no es su intención cortar el contrato que está vigente y que comparten Fox Sports (Ahora propiedad de Disney) y Turner.

Claro que esos mismos dirigentes se expresan que debe haber cambios, en particular, aumentar el monto que pagan hoy los tenedores de los derechos: US$ 100 millones por año.

Los clubes pedirán que se regrese como mínimo al monto que se pagaba al principio de la Superliga, es decir US$ 200 millones por año.

La depreciación de la moneda argentina también melló el precio del abono de suscripción al servicio Premium: al principio era de US$ 20; ahora apenas supera los US$ 10.

En su mejor momento desde que se lanzó este nuevo modelo de fútbol por TV, alcanzó 2,45 millones de adherentes.

La AFA por lo pronto ya está manejando una variable económica de los derechos de TV: está en curso una licitación por los derechos de televisación internacional del fútbol argentino que vencieron el año pasado.

En AFA dicen que es hora de alcanzar un verdadero valor del fútbol argentino en el exterior y que en cualquier país futbolero, puede ser la segunda liga que despierta más interés por televisión.

No pocos desdicen estos argumentos. Sostienen que no tiene figuras; que las que tiene y tienen repercusión internacional están sentadas en los bancos de suplentes (Gallardo, Maradona); que cuando hay una figura con proyección a pocos meses de su aparición, ya es vendida; que el atractivo que pueden tener Boca y River en los torneos internacionales, no se replica cuando se trata dela liga argentina.

Hay algo que también está claro: dirigentes de fútbol; dirigentes políticos que viven en tiempos donde pregonan la solidaridad para llevar adelante sus iniciativas; rechazan de plano la posibilidad del regreso de un programa avalado económicamente por el Estado.

01.03.2020


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